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martes, 17 de octubre de 2017

Recordando tradiciones

Estamos cerca de la fiesta de Todos los Santos y del día de difuntos. Coincidiendo con esta festividad, desde el museo, hemos organizado una actividad, en colaboración con el Taller ROBIN CERAMICA, que consiste en elaborar una calabaza y colocar en su interior una vela. Así, recordaremos la costumbre que tenían, hace décadas, en muchos lugares de nuestro país y, en concreto, en estas montañas.

Con esta actividad pretendemos que conozcan esta tradición los más pequeños y que se den cuenta de que, aunque en la actualidad Halloween se celebre por todo lo alto en nuestras ciudades
(por la influencia de la televisión), hay fiestas en nuestro país con una raíz muy similar.

Nos lo cuenta José María Satué en este texto:

La noche de Todos los Santos, llamada Noche de Ánimas)

La noche de Todos los Santos (1-2 de novbre.),como habíamos oido tantas veces en las veladas, debajo de la chimenea, que las almas de los difuntos vagaban libremente
por las calles y los caminos, los niños nos metíamos en casa en cuanto se escondía el sol, a la hora que se acuestan las gallinas. Nos sentábanos en las cadieras, sin movernos de allí para nada, como si tuviésemos pegamento en la culera. No teníamos muy claro si era de mentira o de verdad, pues veíamos que también los mayores teníanla “mosca detrás de la oreja” (no lo tenían claro), y por si acaso procuraban no salir esa noche, con el fin de no encontrarse con ellas. Tenían bien grabada en su mentela aventura que les contaba Gabriel de Blas, en Escartín:
-Cuando mi padre era mozo, se le hizo de nochevolviendo de la pardina de Niablas, a donde había ido para recolectar las patatas. En Las Lañas, ya en la entrada del pueblo, se encontró con una fila de almas embozadas en sábanas blancas, que bajaban desde el cementerio hacia el barrio bajo. Las caballerías se pararon en seco y él se quedó helado, temblando como las hojas con el viento. Le pareció que la última era Rebesinda de casa Unsens, que había fallecido diez años antes, pero no le dijo nada…

Y en muchos pueblos se hacían algunas actuaciones para celebrar esa noche, como por ejemplo en Fuencalderas (Altas Cinco Villas). Cuando se iba a hacer de noche los mozos subían a la torre de la iglesia a voltear las campanas, para recordarles que ningún vecino podía salir de casa, si no era por motivos muy justificados, con el fin de que las almas pudiesen vagar con total libertad. Por si alguien osaba salir, colocaban en las esquinas y en los cruces de las calles unas calabazas huecas y con muchos orificios, como si fuesen cráneos, con una lucecita dentro. También colocaban en la torre lámparas, velas y candiles, para que las almas después de rondar por el pueblo, viesen el camino para volver al cielo.

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